Te explicamos qué es el sentido del olfato, para qué sirve, cómo funciona y cómo cuidarlo. Además, qué son los receptores olfativos.
¿Qué es el olfato?
Se llama olfato o sentido del olfato a uno de los cinco sentidos con los que los seres humanos y muchos animales podemos percibir la realidad circundante. En este caso, se trata de la capacidad de detectar partículas y trazos de sustancias químicas en el aire, utilizando los receptores de la cavidad nasal (o sea, la nariz).
El olfato es una capacidad muy común en la naturaleza, tanto así que es el sentido primordial de muchas especies animales. Sin embargo, en el caso de los invertebrados y anfibios es más difuso y menos reconocible, ya que estos animales poseen la capacidad de percibir los químicos del ambiente a través de la piel y de otros órganos muy distintos a la nariz de los vertebrados superiores.
En todo caso, a través del olfato percibimos los olores: partículas que se desprenden de la materia y que permanecen en el aire, de donde son tomadas durante la respiración por los receptores nerviosos especializados de la nariz.
En el caso de los seres humanos, se trata de un sentido poco cultivado, en relación con la vista y el oído, pero no por ello menos importante, ya que se conecta mucho más velozmente con nuestra memoria. Se estima que podemos reconocer alrededor de 10.000 olores distintos en promedio a lo largo de nuestras vidas, distinguiendo entre los agradables y los desagradables, los placenteros y los estimulantes.
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¿Para qué sirve el olfato?
El sentido del olfato es de importancia crítica para los seres vivos, ya que permite reconocer la materia sin entrar en contacto directo con ella, e incluso sin tener idea de que está allí.
Al ser un sentido pasivo, que requiere poca concentración, es una fuente de información continua respecto del entorno, revelando la presencia de humo u olores extraños que puedan alertar sobre una amenaza. Además, el olfato permite identificar entornos familiares (justo por eso los animales “marcan” con su olor) y advertir el estado y la composición de la comida antes de ingerirla.
¿Cómo funciona el olfato?
El olfato es la interacción entre moléculas odoríferas (o sea, con olor) presentes en la atmósfera y los receptores especializados presentes en la mucosa nasal, neuronas capaces de transformar la información química en impulsos eléctricos que se transmiten al cerebro.
Para que ello ocurra, el aire cargado de las partículas odoríferas debe ser inspirado, y entrar en contacto con la mucosa olfativa que recubre la parte interna de la nariz. Allí, las células olfativas sensoriales (alrededor de 20 o 30 millones en promedio) captan estas trazas químicas y las transportan mediante sus cilios (filamentos) y proteínas fijadoras presentes en el moco, para que puedan encontrarse con los neuroreceptores especializados.
La información nerviosa de estas neuronas penetra el cráneo mediante microorificios en la lámina cribosa del hueso etmoides, y en la región anterior del cerebro alcanzan el bulbo olfativo u olfatorio, una estructura neural del prosencéfalo que reconoce la información y la transmite a las áreas superiores del cerebro, en donde ingresa al pensamiento consciente.
El olfato es un sentido muy similar al gusto, ya que ambos consisten en la quimiorecepción, pero mientras el primero es a distancia, el segundo es a través del contacto directo con la materia. Ambos estímulos, de hecho, son procesados en el centro del sabor y el gusto en la parte media del lóbulo frontal, o sea, en la misma región del cerebro.
Receptores olfativos
Los receptores olfativos son los encargados de convertir la información química del olor en información nerviosa. Se hallan en la mucosa de la cavidad nasal, distribuidos en dos regiones claramente diferenciadas:
- La pituitaria roja, con gran presencia de vasos sanguíneos pero sin funciones olfativas, que calienta el aire aspirado y lo filtra de impurezas y partículas.
- La pituitaria amarilla, en donde se hallan las células olfatorias que contienen los receptores del olfato.
Los receptores del olfato son muchos y muy especializados, sobre todo en los mamíferos. Se piensa que puede llegar a haber hasta 1000 receptores diferentes, por lo que las proteínas encargadas del procesamiento del olor ocupan una buena porción del genoma.
Cada uno de los receptores especializados reconoce un tipo de olor diferente, por lo que los llamados “olores primarios” (que componen otros aromas más complejos) son muchísimos y difíciles de definir.
Aun así, se calcula que los olores disponibles para el ser humano pueden clasificarse en 10 renglones distintos: fragantes o florales, leñosos o resinosos, químicos, cítricos, frutales no cítricos, mentolados, dulces, ahumados o quemados, podridos y acres o rancios.
Cuidados del olfato
El cuidado del sentido olfativo se reduce al cuidado de la propia nariz y de sus componentes internos. Para ello, es aconsejable cumplir con las siguientes recomendaciones:
- Mantener las fosas nasales regularmente limpias, mediante el soplado pero sin presionar excesivamente la nariz.
- No introducir objetos en la cavidad nasal, mucho menos aquellos que puedan herirla, cambiar su constitución química o que puedan alojarse dentro.
- Evitar el consumo de cigarrillos y sustancias similares, así como de aerosoles de olor muy intenso.
- No exponerse a grandes concentraciones de humedad, polvo o sustancias de olor intenso durante mucho tiempo.
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Referencias
- “Olfato” en Wikipedia.
- “¿Cómo funciona el olfato?” (video) en Smile and Learn Español.
- “Fisiología del olfato” en Access Medicina.
- “El poderoso sentido del olfato” en Texas School for the Blind and Visually Impaired (Estados Unidos).
- “Smell (sense)” en The Encyclopaedia Britannica.
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